Cómo controlar tus pensamientos y tus emociones

En la transformación que Dios está haciendo en ti, hay algo que drásticamente afecta tu éxito o tu fracaso. Me refiero a la lucha entre tus sentimientos y deseos contra los mandatos de Dios. Todos los días tienes que decidir si seguirás tus sentimientos y deseos o si obedecerás Sus mandamientos. El autor de Hebreos declaró que Moisés tuvo que tomar esta decisión. Él escogió, «...más bien ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los placeres temporales del pecado» (Heb. 11:25). Esta es la decisión que cada uno de nosotros debe tomar a diario. Considera por un momento la importancia de los sentimientos y los deseos.

1. La perspectiva bíblica de los sentimientos y los deseos.

A.  Por dejarse llevar por sus sentimientos y deseos Adán y Eva desobedecieron el mandato directo de Dios en el huerto (Gn. 3:6).

B.  Por dejarse llevar por sus sentimientos y deseos los hijos de Israel desobedecieron a Dios en el desierto. Las Escrituras declaran que el populacho «...tenía un deseo insaciable» (Nm. 11:4). No confiaron en Dios (Nm. 14:1-10).

C.  Moisés logró superar sus pensamientos y sentimientos de incompetencia con solo obedecer el mandato de Dios (Éx. 4:1-20).  Este ejemplo demuestra cómo superar los pensamientos y sentimientos. Simplemente debes elegir obedecer a Dios, a pesar de tus pensamientos y sin considerar las circunstancias o las consecuencias.

D.  Jesucristo dio a Sus discípulos otra instrucción muy importante sobre cómo superar la renuencia a perdonar a aquellos que los han ofendido. Él instruyó que si una persona peca contra ti siete veces en un día, y se arrepiente cada vez, debes perdonarla. Los discípulos se asombraron cuando escucharon esta enseñanza. Dijeron: «¡Auméntanos la fe!». Jesús procedió a contarles una simple historia sobre un trabajador del campo. Este hombre había trabajado todo el día y cuando llegó a casa estaba cansado. No tenía ganas de hacer más trabajo ese día; pero su amo dijo: ven y sírveme, luego puedes sentarte a cenar. Cristo dijo, «¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que no» (Lc. 17:9 RVR '60).  Jesús compara la acción de este siervo a la responsabilidad que Sus discípulos tienen de perdonar, incluso cuando no tienen deseos de hacerlo. El punto principal es que deben perdonar simplemente porque se les ordena perdonar. Por lo tanto, si esperas hasta sentir el deseo de perdonar, nunca lo harás.  Haz lo correcto porque se te ha ordenado hacerlo, tal como al trabajor del campo.

E.  Todos los aspectos de la vida cristiana y la victoria que esperas serán determinados por tu decisión de obedecer los mandamientos de Dios a pesar de tus sentimientos. No esperes hasta sentir el deseo para obedecer a Dios. Elige obedecerle, ya sea que te guste o no.  Los sentimientos correspondientes siempre surgen después de la obediencia (Jn. 13:17). Considera que probablemente no tenías deseos de levantarte de la cama esta mañana para ir a trabajar. Sin embargo, elegiste levantarte y salir a trabajar porque tu jefe te ordenó que llegaras a cierta hora. Después de levantarte y salir a trabajar, tus sentimientos cambiaron.

2. ¿Cuál es la relación entre los sentimientos, los pensamientos y la conducta?

A. Primero, debes entender el vínculo entre tus sentimientos, tus pensamientos y tu conducta.

1.   Tus sentimientos están directamente relacionados con tus pensamientos. Si quieres controlar tus sentimientos, tienes que primero controlar tus pensamientos. En Marcos 14:72 dice que cuando Pedro recordó que había negado a Cristo, «se echó a llorar». Observa que sus sentimientos y emociones estaban directamente controlados por su pensamiento. En Lamentaciones 3:19-20, cuando Jeremías recordó todas sus aflicciones dijo, «...se abate mi alma dentro de mí». Cuando Jeremías dice que su alma se abate, sin duda se refiere a su estado emocional. Sin embargo, cuando pensaba en las misericordias de Dios, despertaba la esperanza en su mente (Lm. 3:21-23). 

David explica esta misma relación entre sus pensamientos y sentimientos en Salmos 73:16. Cuando erradamente pensó que los impíos escaparían el juicio de Dios, fue muy difícil para él. Se alteró y se enojó. Sin embargo, cuando entró en el santuario de Dios y dirigió sus pensamientos hacia el cielo (v. 17-28), el Señor le dio una nueva perspectiva y cobró fuerzas  (v. 26).

2.   Tus sentimientos están directamente relacionados con tu comportamiento. Si quieres controlar tus sentimientos, también tienes que cambiar tu conducta. Cuando tu conducta es pecaminosa, tu conciencia te acusa. Estas acusaciones entran en tu mente por medio de tus pensamientos y afectan tus sentimientos y emociones. En Romanos 2:15, Pablo instruye que tu conciencia utiliza tus pensamientos para acusarte o defenderte. El comportamiento pecaminoso sin arrepentimiento naturalmente traerá pensamientos acusadores que resultan en sentimientos de depresión. El comportamiento piadoso manifestado en la obediencia a la Palabra de Dios, resultará en sentimientos muy diferentes. La santidad resulta en pensamientos que te defienden, y esto hace que tus acciones te den satisfacción. En Filipenses 4:8-9 Pablo instruye: «Lo que también han aprendido y recibido y oído y visto en mí, esto practiquen, y el Dios de paz estará con ustedes». Observa que Pablo dice que si seguimos su ejemplo y hacemos lo que él hizo, experimentaremos la paz de Dios. Del mismo modo, Jesús dio la misma exhortación sobre cómo ser feliz. Después de enseñar a los discípulos a ser siervos, dijo: «Si saben esto, serán felices si lo practican» (Jn. 13:17). Él enseñó que la felicidad es el resultado natural de hacer lo debido. Por lo tanto, no debes esperar hasta tener los deseos de hacer lo que debes hacer. Haz lo que la Biblia manda y tus sentimientos surgirán después.

B. Luego, para controlar tus pensamientos y sentimientos debes tomar algunas decisiones.

1.  Elige examinar tu comportamiento y pensamientos a la luz de la Palabra de Dios. Compara tu conducta y tus pensamientos con lo que dice la Biblia (1Ts. 5:21). Si tus pensamientos y sentimientos son contrarios a Su Palabra, debes reconocer que estos pensamientos están mal y debes rechazarlos. Cuando comparas tus pensamientos y rechazas aquellos que no vienen de Dios, te sometes al Padre; «Abandone el impío su camino, Y el hombre malvado sus pensamientos, Y vuélvase al Señor, Que tendrá de él compasión, Al Dios nuestro, Que será amplio en perdonar» (Is. 55:7).

2.  Elige orar y pedirle a Dios que ponga todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo (2Co. 10:5) (Fil. 4:6-8). La oración es tu decisión. La oración es la única forma de recibir la gracia que necesitas para controlar tu vida interior.  Jesucristo tiene la habilidad de controlar tus pensamientos.

3.  Pídele a Dios que purifique tu corazón. ¿Por qué es importante purificar tu corazón? Porque del corazón provienen malos pensamientos (Mt. 15:19) (Hch. 8:21-23). Si tienes un corazón airado, censurista o resentido, nunca vendrán a tu mente los pensamientos que debes tener. Si eliges no pensar de una manera piadosa, tampoco te comportarás de una manera piadosa. Es importante entender que las Escrituras revelan que el corazón y los pensamientos del hombre están directamente relacionados. Observa como Jesús habló de este tema: «Conociendo Jesús sus pensamientos, les respondió: "¿Por qué razonan en sus corazones?"» (Lc. 5:22). Por lo tanto, si quieres ganar la victoria sobre tus pensamientos, mantén tu corazón recto delante Dios.

4.  Elige pensar y meditar solo en lo que sea verdadero, justo, puro, honorable y digno de elogio (Fil. 4:8-9). Nota: Elegir controlar tus pensamientos muchas veces resultará en una lucha feroz en tu interior, pero debes pelear esta batalla momento a momento, y por fe, entregarle tus pensamientos a Dios. En una batalla feroz contra tus pensamientos, a veces es útil escribir una lista de las cosas sobre las que quieres meditar en lugar de las cosas hirientes o malvadas que tienes en la mente. Para ayudarte a controlar sus pensamientos, lleva esta lista a donde quiera que vayas para que puedas leerla cuantas veces sea necesario.

Cuando te des cuenta de que tu mente vuelve a los pensamientos pecaminosos, pídele a Dios que te perdone, saca tu lista y comienza a meditar sobre lo que es bueno, y Dios restaurará tu paz nuevamente. Puedes controlar tus pensamientos y sentimientos si sigues estos pasos. Dios lo prometio en Filipenses 4:9.

Para obtener más información sobre el ministerio del pastor Steve Carr, escribe al correo electrónico This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it., visita la página www.covenantkeepers.org  o envía tu correo al P.O. Box 463 Arroyo Grande CA 93421