Mateo 7:6-12

Uno de los pasajes más difíciles del Sermón en el Monte es Mateo 7:6-12.   ¿Por qué digo esto? Porque Jesucristo hace algunas declaraciones que parecen contradecir lo que dijo anteriormente sobre la censura. Acababa de instruir a Sus discípulos que no juzgaran ni condenaran a los demás. Al leer el capítulo entero verás que se enfoca en una manera de juzgar o en otra. En los versículos 1-5 Cristo instruye que no debemos juzgar, pero luego en el versículo 6 dice a los discípulos que deben juzgar correctamente. En Juan 7:24 Jesucristo dice: "No juzguen por la apariencia, sino juzguen con juicio justo”. Por lo tanto, hay una manera de juzgar injustamente y una manera de juzgar con rectitud. El mandato es de no juzgar injustamente, lo cual es juzgar de una manera censuradora y por apariencia.  Cristo quiere que juzguemos con rectitud y que no juzguemos por las apariencias, sino más bien, que juzguemos el fruto de las palabras y acciones. Cristo dijo a Sus discípulos, "No den lo santo a los perros, ni echen sus perlas delante de los cerdos, no sea que las huellen con sus patas, y volviéndose los despedacen a ustedes" (Mateo 7:6). Cuando Jesús dio este mandato probablemente pensaron: ¡Vaya! ¿Por qué diría tal cosa? Esto suena muy severo. Pero, ¿es severo o es discernimiento esencial que los protegerá e impedirá que ridiculicen la verdad de Dios?   

 ¿Cómo debemos interpretar este mandato de Cristo? Vs. 6

Primero, lee el versículo 6 dentro del contexto de este capítulo. En el versículo 5, Cristo manda a los discípulos que saquen la viga de su ojo para ver claramente y así poder sacar la mota del ojo de su hermano.   En otras palabras, Dios quiere que primero hagamos un examen de consciencia para evaluar nuestras propias faltas de una manera honesta y sincera.  Solo entonces tendrás la humildad necesaria para sacar la mota del ojo de tu hermano. La humildad es esencial para poder ayudar a los demás y para no juzgar injustamente.

Una vez que hayas hecho el examen de consciencia, tendrás un corazón humilde y el discernimiento necesario para reconocer a aquellos que Jesús llama perros, cerdos y lobos (vs. 6:15). Pero volviendo a lo que Jesucristo dijo sobre la mota que se debe sacar—esto es algo que quiere que hagas. Primero tienes que lidiar con tus propias faltas para después poder ayudar a otros con las faltas de ellos. Pero, ¿cómo sabes cuándo debes sacar la mota o cuándo debes dejar a la persona en paz? Jesús dijo claramente que no debes dar lo santo a los perros, cerdos o lobos vestidos de ovejas. Es por eso que Jesús dijo, "No den lo santo a los perros".  La frase, "no den",  es un mandato preciso. Entonces, ¿cómo sabes cuándo debes dar lo santo y cuándo no? ¿Cómo determinas quién es un perro, cerdo o un lobo vestido de oveja?  Observa que en los versículos 16-20 Cristo explica cómo hacer esa determinación. Es por su fruto; el fruto de sus palabras y el fruto de su conducta. Esta es la mejor manera de determinar quienes deben escuchar la verdad de las cosas santas y quienes no.

¿Qué significado tienen estas impactantes metáforas?

Perros, cerdos y lobos vestidos de ovejas son tres metáforas muy impactantes. Estas metáforas son una advertencia para todos los creyentes. Te toparás con personas como estas, por lo tanto, tienes que prestar atención a esta advertencia. Necesitas discernimiento para juzgar acertadamente cuando estás en la presencia de un perro, un cerdo o un lobo. ¿Sabes lo que significan esos términos y qué tipo de persona describen? ¿Cómo sería dicha persona? ¿Puedes usar la Biblia para explicar cómo son estas personas? Esto es lo que haré a continuación.

Hay ocasiones en las que te encontrarás con personas que no debes tratar de aconsejar y con las cuales no debes compartir el evangelio ni tratar de sacar la mota de su ojo. En el versículo 6 Jesucristo nos da dos formas de discernir quién es un perro, un cerdo o un lobo. Él dijo que éstos toman las cosas santas de Dios y "las huellen con sus patas". En otras palabras, toman las perlas de la santa Palabra de Dios que compartas con ellas y las huellan o las pisotean con sus pies. La palabra, huellen, en sentido figurado significa rechazar con desdén y burlarse de lo que dices.  Segundo, debes considerar el fruto de su actitud.  Jesús advierte a los discípulos lo que les harán: "volviéndose los despedacen a ustedes". En otras palabras, te criticarán, se burlarán de ti, te maldecirán y harán cualquier cosa para atraparte en el lodo de su corral. Cristo dice que no quiere que te encuentres en este tipo de situación. Literalmente, quiere protegerte de aquellos que lo pisotearían a Él y a ti.

Estoy seguro de que la mayoría de los creyentes ha tenido esta experiencia.  Si compartes tu fe y hablas con franqueza de tu fe en Jesucristo, ya te habrás topado con estas personas. A mi me ha pasado muchas veces. He usado este ejemplo varias veces. En una ocasión compartí el evangelio con una persona en la calle. Comencé a hablar con él sobre mi fe en Cristo. Se volvió hacia mí y me dijo, "Jesús es marica". Supe de inmediato que ese hombre era una de las personas que Cristo describe en este pasaje. Mi respuesta fue, "Bueno, que tengas un buen día. Oraré por ti", y seguí caminando.  No voy a compartir el evangelio con una persona que se burla de Dios de esa manera. Este es el tipo de persona a la que Jesús llamó perro. 

¿Existe algún ejemplo en la Biblia en el que Jesús se negó a compartir el evangelio con alguien? Muchas personas piensan: Cristo ama a todos. Él podría convencer a cualquiera de la verdad. No dejaría pasar la oportunidad de compartir el evangelio con todas las personas con las que se encontraba". Eso es lo que algunas personas creen, pero eso no es lo que leemos en las Escrituras. En Lucas 23:9 dice que llevaron a Jesús ante Herodes y éste "Lo interrogó extensamente, pero Jesús nada le respondió". No dijo ni una palabra del evangelio a Herodes. Sin embargo, con Pilato, Jesús sí trató de compartir el evangelio. Pero cuando Pilato se volvió arrogante y se resistió, Él se quedo callado. Mira estos dos ejemplos. Con Herodes, ni una tan sola palabra. ¿Por qué? Porque si lees el contexto verás que Herodes quería que Jesús hiciera un pequeño truco, que hiciera un milagro para entretenerlo. Pero Jesús básicamente dijo, "no voy a ser parte de tu juego". Herodes era uno de los que Cristo llamó perros o cerdos. 

Mandatos patentes sobre este tema en las Escrituras

Es importante que veas cómo Dios trata el tema de las personas que no están dispuestas a aceptar la verdad.  Primero, observa los mandatos patentes que se encuentran en las Escrituras.  En Proverbios 23:9 Salomón dijo, "No hables a oídos del necio, Porque despreciará la sabiduría de tus palabras".  ¿Cómo define Salomón a un necio en el libro de Proverbios?  En Proverbios 9:8 dice, "No reprendas al insolente, para que no te aborrezca; Reprende al sabio, y te amará". La persona necia y la insolente son muy parecidas en su forma de ser. Observa que Salomón menciona la reacción del insolente, éste te aborrecerá. Esto es parecido a lo que dijo Jesucristo que los perros te despedazarían.  El mandato es el mismo también: "No reprendas a un insolente" y "No den lo santo a los perros". Estos mandatos dan a entender que algunas personas en este mundo te harán daño cuando los tratas con buenas intenciones. Habrá personas que literalmente querrán despedazarte.  Por lo tanto, ten cuidado, tal como advirtió Jesús; y sé sabio como instruyó Salomón.

En el Nuevo Testamento Pablo advierte a Timoteo de las personas que querrán hacerle daño.  En 2 Timoteo 4:14-15 Pablo declaró: "Alejandro, el calderero, me hizo mucho daño; el Señor le retribuirá conforme a sus hechos. Tú también cuídate de él, pues se opone vigorosamente a nuestra enseñanza (nuestras palabras)".  Obviamente, Alejandro quería despedazar a Pablo. Era un hombre perverso e insolente.

En Filipenses 3:2 Pablo habla de falsos maestros que continuamente lo atormentaban a él y a su ministerio. Les dijo: "Cuídense de esos perros (de los Judaizantes), cuídense de los malos obreros".  Observa que Pablo usó la misma metáfora del perro. Estos hombres le mordían los talones y constantemente trataban de destruir todo lo que él trataba de lograr para el reino de Dios.

Es más, Pedro también describió a los falsos maestros de la misma manera. "Pero se levantaron falsos profetas entre el pueblo, así como habrá también falsos maestros entre ustedes, los cuales encubiertamente introducirán herejías destructoras, negando incluso al Señor que los compró (los rescató), trayendo sobre sí una destrucción repentina. Muchos seguirán su sensualidad, y por causa de ellos, el camino de la verdad será blasfemado. En su avaricia los explotarán con palabras falsas. El juicio de ellos, desde hace mucho tiempo no está ocioso, ni su perdición dormida" (2 Pedro 2:1-3). En otras palabras, estos individuos serán sometidos a juicio y a destrucción.  No vas a querer estar en su lugar. Pero, mira cómo concluye el segundo capítulo. "Les ha sucedido a ellos según el proverbio verdadero: 'El perro vuelve a su propio vomito,' y: 'La puerca lavada, vuelve a revolcarse en el cieno'"(2 Pedro 1:22).  Una vez más, Pedro usa la misma metáfora que Jesús usó en Mateo 7:6.

Aún más, el rey David también usa esta metáfora cuando habla de los malhechores que lo perseguían. El Salmo 22:16 dice: "Porque perros me han rodeado; Me ha cercado cuadrilla de malhechores; Me horadaron las manos y los pies". David se refería a las personas que incesantemente lo perseguían tratando de destruirlo y despedazarlo. Los llamó perros. Los llamó malhechores. Este pasaje también es un salmo mesiánico que describe proféticamente a aquellos que crucificaron al Señor de la gloria, Jesucristo.

Consecuentemente, el objetivo del mandato de Cristo de no dar lo santo a los perros es para que determines quién es insolente y a quién no le importa conocer la verdad del evangelio. Sigue el ejemplo de Cristo con alguien como Herodes, o el ejemplo de Pablo con Alejandro el calderero. Cuando alguien pervierte la verdad del evangelio y no está dispuesto a entrar en razón sobre la verdad, este mandato te motiva a seguir adelante en búsqueda de otra persona que tenga mejor disposición.  No permitas que las personas pisoteen las cosas santas de Dios. Debes aprender a discernir con quién estás hablando acerca de la Palabra de Dios. Esta interpretación del pasaje armoniza con la instrucción de aprender a discernir tu propio corazón y el de los demás.

¿Cómo adquieres la capacidad de discernir, y a la vez, no condenar a los demás? Vs. 7-11

Esta pregunta es muy importante. ¿Cómo adquieres la capacidad de reconocer y discernir quién es un perro, un cerdo o un lobo?  Observa lo que sigue en el contexto del versículo 6. Si no captas el contexto en esto, estás pasando por alto el objetivo. ¿Qué es lo que te capacita para discernir? 

  1. El discernimiento se adquiere mediante la oración. Mira lo que dice Jesucristo: "Pidan, y se les dará; busquen, y hallarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. ¿O qué hombre hay entre ustedes que si su hijo le pide pan, le dará una piedra, o si le pide un pescado, le dará una serpiente?  Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que Le piden?" Si recuerdas, en el capítulo 6 Jesús instruyó a los discípulos sobre la oración.  Y ahora regresa al tema de la oración por lo importante que es para nuestra vida cristiana.  Santiago enseñó que no tenemos lo que deseamos simplemente porque no lo pedimos (Santiago 4:2). Aquí en el versículo 7, Cristo manda: "Pidan, y se les dará". Así es como adquirirás el discernimiento que necesitas para poder juzgar correctamente. Necesitas orar y pedir sabiduría. Debes orar en silencio cuando comienzas a platicar con alguien acerca de Cristo.  Por lo general, mi oración es algo así: "Señor, ayúdame a hablar con esta persona y a comunicarle cariñosamente tu verdad. Ayúdame a discernir su necesidad" 

¿Por qué debemos orar así? Porque eres un embajador de Jesucristo. A todo creyente que está leyendo estas palabras, tu llamado es representar al Rey de Reyes. Para hacer eso eficazmente, debes saber lo que dice tu Rey. ¿Oras así? ¿Le pides a Dios que te dé discernimiento? Si lo haces, recibirás el discernimiento y la sabiduría que necesitas. Recuerda, 'todo aquel que busca...encuentra'.  El apóstol Santiago prometió, "si a alguno de ustedes le falta sabiduría, que se la pida a Dios, quien da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada"  (Santiago 1:5).  Mira lo que dice, "le será dada". ¡Qué increíble promesa! Por lo tanto, pídele sabiduría. También necesitas sabiduría para compartir tu fe. En Efesios 1:17 Pablo oró pidiendo esta sabiduría. Dijo, "pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor (verdadero) conocimiento de El". Todos necesitamos el Espíritu de sabiduría y revelación. Esto es lo que te capacita para ser un testigo eficaz de Dios. Cuando oras de esta manera, esto es lo que sucederá. Al compartir tu fe, Dios te dará ideas y sabiduría sobre qué decir o cómo responder a una persona. Vendrán a tu mente versículos bíblicos que no has leído en varias semanas o meses. ¡Esa es la revelación del Espíritu! Dios hace esto para que te puedas comunicar con los demás de una manera eficaz, audaz e impactante. Pídele hoy que te dé esta habilidad.

Tres garantías de que cuando oras recibirás lo que pides.

Jesucristo nos da tres garantías de que recibirás la respuesta a tu oración. Estas tres garantías son muy potentes. Permíteme explicar lo que Jesús declaró. 

  1. Él responderá. En el versículo 7 Jesús manda: Pidan, busquen y llamen. Esto es lo que se requiere para recibir la sabiduría divina que pedimos en oración. Tienes que tomar estos sencillos pasos. ¿Por qué? Porque si no lo haces, ¡no recibirás! No recibes porque no buscas. No recibes porque no llamas a Su puerta. ¡Es muy simple! Si quieres sabiduría divina, entonces pide, busca y llama. Es importante notar que estos tres verbos (pedir, buscar y llamar) se encuentran en la forma verbal que corresponde al presente. Lo cual significa que Cristo quiso decir que no es cuestión de una sola vez, sino es una acción continua. En realidad, estaba diciendo: pide y sigue pidiendo, busca y sigue buscando, llama y sigue llamando. ¡No te des por vencido en tu búsqueda! Él establece claramente que no puedes obtener esta sabiduría a menos que persistas en la oración. Si vienes con indiferencia a presentar tu petición, no la recibirás. El tiempo verbal presente muestra que tiene que ser una decisión voluntaria y deliberada, y que tienes que tomarla continuamente. Busca a Dios. Él quiere que demuestres que dependes de Él continuamente. 

Si no tienes una vida de oración genuina y cotidiana, si no oras a lo largo del día, pidiéndole al Señor que te ayude a ver lo que debes hacer, cómo debes responder o cómo debes aplicar esta verdad en tu vida, entonces estás desobedeciendo el mandato directo de Cristo. Y te aseguro que no encontrarás lo que estás buscando en tu relación con Él. Algunas personas me dicen: "He estado orando por esto por todo un año y no ha pasado nada". Pero, permíteme decirte, yo he estado orando por algunas personas en mi familia por casi 50 años. ¿Eso me desanima? ¡No! Y no dejaré de orar por ellos. Quiero ver que mis parientes vengan a Cristo antes de morir. Cuando mi madre vino a vivir conmigo en los últimos meses de su vida, la vi aceptar a Cristo.  Así que, no te des por vencido. Recuerda que las personas por las que estás orando también tienen su propia voluntad y se niegan a responderle a Dios.  Lo único que te puedo decir es que sigas orando y Él seguirá llamándolos. Sigue pidiendo, acudiendo y clamando a Él.

En Lucas 18:7-8, Cristo da a Sus discípulos otro principio de la fe. Les dice:"¿Y no hará Dios justicia a Sus escogidos, que claman a El día y noche?".  ¿Cómo ve Cristo la oración de fe? ¿Es una oración que se alza de vez en cuando o es clamar a Él día y noche? ¿Por qué dice Jesús, 'se tardará en responderles'? Creo que significa que algunas oraciones no las contestará de inmediato.  Ahora, para aquellos lectores que son padres de familia, permítanme hacerles una pregunta. ¿Dices sí a tus hijos cada vez que quieren algo? Yo pienso que no. Si lo haces, no eres un buen padre. Cuando te piden un helado justo antes de la cena les dices, "¡No!"  Cuando quieren saltar a la piscina, pero aún no saben nadar, les dices que no. ¿Por qué? Porque sabes que, por su edad, no pueden manejar esa responsabilidad en ese momento. Dirías que sí solamente después de que aprendan a nadar.

Es más, ¿alguna vez has tenido un berrinche o te has enfadado con Dios cuando no te contestó una oración de inmediato?  Te quejas y dices: "Señor, no entiendo. ¿Por qué has hecho esto o por qué no hiciste aquello?" ¿Puedes aceptar una respuesta negativa? ¡Espero que sí! Si no puedes aceptar la respuesta ‘no’, entonces no entiendes tu relación con Dios. También tienes que aceptar las palabras, ahora no, o no en este momento. A veces esa sí es Su voluntad, pero no en ese momento. A veces, en el plan que Dios tiene para ti, no es el momento propicio para concederte esa petición. La idea es de reconocer que tienes que seguir orando y seguir clamando a Él sin importar lo que percibes con tus ojos. Recuerda que en algunas ocasiones, Dios "pronto les hará justicia". En algunas cosas Él responde rápidamente, y en otras quiere que esperes en Él. Jesús completa esa enseñanza con: "No obstante, cuando el Hijo del Hombre venga, ¿hallará fe en la tierra?" Al final del tiempo vendrán circunstancias difíciles en la tierra. Cristo pregunta si alguien confiará en Él de esa manera antes de que vuelva. Por lo tanto, la fe verdadera debe comprender que Él es soberano y supremo sobre todas las cosas, toda la humanidad y sobre toda oración que se alza.

  1. No te haré daño. La segunda garantía que Jesús nos da se encuentra en los versículos 9 y 10 donde básicamente dice: No te haré daño. Te hago una promesa. Si pides pan, no te daré una piedra. Esa es una garantía muy importante que los creyentes deben entender. ¿Por qué? Porque a veces los creyentes me preguntan, "Si digo ‘Señor, te entrego todo’. ¿Me obligará a hacer algo que detesto?" ¡No! Él no hará eso. Tal vez te pida que hagas algo difícil para el cual necesitarás Su fortaleza para lograrlo, pero no te obligará a hacer algo que te hará daño. Si el Señor te instruye que hagas algo, eso será lo mejor que puedes hacer o lo mejor para tu vida. Puedes estar seguro de que no te hará daño. En Lucas 12:32, Cristo afirma a los discípulos: "No temas, rebaño pequeño, porque el Padre de ustedes ha decidido darles el reino". Él desea darte las bendiciones de Su reino mucho más de lo que tú deseas recibirlas. El Padre se preocupa por tu familia y por ti. 
  1. Soy generoso y misericordioso. La tercera garantía que Cristo da se encuentra en el versículo 11. En mi opinión, esta es la base de todas las garantías. "Pues si ustedes, siendo malos, saben dar buenas dádivas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que Le piden?" Entonces, ¿cuales son las cosas buenas que debemos pedirle? En el contexto de este sermón, Él quiere que tomes decisiones sensatas. Quiere que sepas cómo y a quién debes ministrar la verdad. Estas son algunas de las cosas buenas que Él quiere darte. El resto de estas cosas buenas son el resultado de Sus grandes y preciadas promesas. Jesucristo quiere hacer una simple comparación entre estas palabras. Compara el cuidado paternal de Dios con el cuidado que tenemos por nuestros hijos. Observa que Cristo llamó a los discípulos malos, lo cual se refiere a nuestra naturaleza pecaminosa. ¿Aceptas eso? Jesús dijo que eso eres. Lo único bueno que hay en mi es lo que proviene de la nueva naturaleza que Él me da y el poder del Espíritu Santo que me capacita para ponerlo en práctica. Pero, si somos malos y aun así queremos hacer cosas beneficiosas por nuestros hijos, ¿cuánto más es Su amor y bondad hacia nosotros? ¡Qué gran comparación! Ningún padre se sienta a pensar: "¿Cómo puedo destruir la vida de mis hijos?" Eso ni siquiera pasa por mente. El saber esto de nosotros mismos y de Dios sirve para magnificar Su bondad aún más.  

Posiblemente estés pensando que hay algunas personas que son, como dijo Jesús, perros, cerdos y lobos que quieren destruir a otros. Con frecuencia los noticieros transmiten reportajes sobre personas como estas. Cuando escucho las cosas que estos individuos le han hecho a sus hijos, me dan escalofríos. Pero entiendo que estas acciones son el resultado de la maldad que se encuentra en la naturaleza del hombre.  Esto me motiva aún más a compartir el evangelio con los demás cada vez que tenga la oportunidad. También te debe motivar a ti porque es lo único que hace cambiar a las personas y tiene el poder para transformar sus corazones. Pero si eres malo y aún así quieres darles buenos regalos a tus hijos, el cuidado que Dios te proporciona es mucho mayor e incomprensible, mucho más abundante de lo que pedimos o entendemos (Efesios 3:20). Créelo y recíbelo. ¡Ora con convicción!

El objetivo de Cristo es demostrar el cuidado del Padre. Esta es la segunda vez que ha abordado el tema de la oración.  Él quiere que entiendas esta verdad sobre el cuidado que el Padre ofrece. Recuerda en Mateo 6:9 Jesús dijo: "Ustedes, pues, oren de esta manera:  'Padre nuestro que estás en los cielos'". Cuando estudiamos esta oración ejemplar, enfaticé lo esencial que era entender el cuidado del Padre. Este es el fundamento de toda oración. Él es tu Padre y te ama. Cuando comienzas a orar, Cristo quiere que enfoques tu atención en Su amor por ti. Padre, tú te interesas por mí más que cualquier otra persona que jamás haya conocido. Te preocupas por mí más que mi cónyuge. Te preocupas por mí más que cualquier pariente o amigo en todo el mundo.  Me amas. ¿Por qué es tan importante recordar y estar convencidos de esto cuando oramos?  Porque al final de cuentas, esta es la garantía que Él contestará tu oración. Crees que te escucha, porque te ama. Esto es lo que instruyó el apóstol Juan: "Y nosotros hemos llegado a conocer y hemos creído el amor que Dios tiene para nosotros" (1 Juan 4:16).  Fíjate en la frase: "Hemos llegado a conocer y hemos creído".  Una cosa es estar consciente del amor de Dios y es muy diferente creer en el amor que Él tiene por ti. Debes creer que Él te ama. Esa confianza en Su amor te permite aceptar la respuesta cuando Dios te dice "no" o cuando te dice "espera". Es por eso que no preguntas: "¿Por qué permitiste que sucediera esto? ¿Por qué no hiciste lo que te pedí? ¿No te importa?".  Cuando empiezas a dudar de Su amor por ti, caerás en picada. Te irás abajo y te estrellarás. Si estás batallando en tu vida de oración, o en tu andar cristiano en general, esto es lo primero que debes considerar. ¿Crees que Dios te ama? ¿Estás convencido de que te ama a ti personalmente? Esa es la clave. Si crees que te ama, te acercarás a Él. Si no confías en Su amor, no confías en Él. Esa es la conclusión. Cuando batallas con tu fe es porque te es difícil confiar en Su amor; estas dos cosas siempre van juntas. Recuerda lo que dijo el apóstol Juan en su epístola: "Esta es la confianza que tenemos delante de El, que si pedimos cualquier cosa conforme a Su voluntad, El nos oye. Y si sabemos que El nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que Le hemos hecho" (1 Juan 5:14-15). Tu confianza en Su amor por ti te dará una mayor seguridad de que tus oraciones serán contestadas.

  1. Se adquiere discernimiento cuando amamos a los demás. Jesucristo continúa Su enseñanza con estas famosas palabras: "Por eso, todo cuanto quieran que los hombres les hagan, así también hagan ustedes con ellos, porque ésta es la Ley y los Profetas. Este mandato es conocido como la regla de oro. Observa que comienza con las palabras por eso , lo cual significa que está directamente relacionado con lo que acaba de decir. Ha estado hablando de la manera correcta e incorrecta de juzgar. ¿Qué instrucción da para adquirir discernimiento y juzgar correctamente? Debes orar, pero también es necesario hacer algo. La instrucción es que simplemente debes demostrar amor hacia los demás si quieres que ellos te demuestren amor. Tal vez te preguntas, ¿qué tiene que ver el amar a otros con tener discernimiento y juzgar correctamente? Considera esto: si no estás dispuesto a caminar con Jesús y a obedecer Sus enseñanzas, entonces nunca conocerás la verdad. Esto es lo que Jesús modeló para nosotros. Lo que nos manda hacer, Él hizo primero. Nos enseñó que debemos entregar nuestra vida y seguirlo. Quiere que nos neguemos a nosotros mismos, tomemos nuestra cruz y lo sigamos. ¡Eso es exactamente lo que Él hizo por nosotros! Lo que nos pide a nosotros, Él lo dio primero. Estas no son solo palabras bonitas llenas de esperanza y verdades que debemos proclamar, Él hizo lo que nos manda hacer.   Esta es la única manera de entender lo que significa la palabra amor. Debemos ver lo que Él mismo hizo—puso en práctica Sus enseñanzas. 

Es lo mismo con nosotros. Si quieres saber cómo debes responder a alguien, pon en práctica la verdad de la Palabra de Dios. Esa es la única manera de encontrar, lo que podemos llamar, la verificación de la verdad. Tienes que andar en la verdad. Si lo haces, sabrás en tu interior que esta es la verdad. Jesucristo lo dijo de otra forma en Juan 7:17: "Si alguno está dispuesto a hacer la voluntad de Dios, sabrá si Mi enseñanza es de Dios o si hablo de Mí mismo".  Fíjate que no dijo hablar de la voluntad de Dios, sino más bien: Hacer la voluntad de Dios.  Jesús dijo que para poder saber si Sus palabras eran verdad, tienes que hacer lo que Él dice.  Tienes que poner en práctica esa verdad. Solo entonces sabrás con certeza que de hecho es la verdad.

De esto se trata la regla de oro.  Cristo dice, "Ve y haz lo que te dije". Recuerda que, en este sermón, Jesús advirtió a sus discípulos que no fueran hipócritas.  Les dice que caminen en amor y así recibirán verificación personal de que Él les ha dicho la verdad. Pablo instruyó lo mismo en Filipenses 1:9-10. Dijo, "Y esto pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en conocimiento verdadero y en todo discernimiento". Observa que Pablo creía que al andar en amor con sinceridad naturalmente los llevaría al verdadero conocimiento y discernimiento.   Les escribió estas cosas a causa de algunas personas que estaban creando mucha disensión en la iglesia. Necesitaban verdadero discernimiento para saber exactamente cómo lidiar con esta situación. El amor les daría ese discernimiento.

Espero que veas lo esencial que es andar en amor para poder tomar decisiones. Recuerda que necesitas pedir el discernimiento de Dios por medio de la oración. También tienes que poner en práctica las verdades que estás aprendiendo. Tienes que implementar en tu vida lo que sabes que es verdad. De otra manera, te conviertes en un hipócrita, y eso es exactamente lo que Jesús advirtió al comienzo de este sermón. Entonces, ¿oras pidiendo discernimiento? ¿Le pides al Señor que te llene de amor? ¿Caminas demostrando amor a los demás? Así es como adquirirás discernimiento. 

¿Por qué es tan importante el discernimiento?

Quiero terminar con un concepto que es de suma importancia en tu vida diaria como ciudadano de este país. Creo que nuestra nación se encuentra en el medio de un verdadero problema. Hemos perdido la brújula moral y nuestra nave no tiene dirección. Si las cosas no cambian, nuestra nación terminará igual que todas las otras repúblicas en la historia. Solo existe una esperanza para nuestra nación y eso es un avivamiento espiritual. Si nuestra nación no regresa a Dios, seguro que nos espera la destrucción. En este estudio acabo de enfatizar la importancia de la oración. Dios nos urge que oremos por nuestra nación. Pablo nos dice que es la primera petición que debemos alzar en oración todos los días.

1 Timoteo 2:1-2 nos manda que oremos por nuestros líderes para que se arrepientan, porque Dios desea que todos los hombres sean salvos. Por favor encabeza tu lista de oración con los líderes de nuestra nación y día y noche pídele a Dios que los lleve al arrepentimiento.   Sin ese arrepentimiento, no habrá una verdadera justicia ni rectitud en nuestra nación y nos alejaremos más de los propósitos que Dios tiene para nuestro país. Proverbios 28:5 dice: "Los hombres malvados no entienden de justicia, Pero los que buscan al Señor lo entienden todo". Espero que en las próximas elecciones averigües la posición de cada candidato en cuanto a cuestiones de moralidad. ¿Son hombres y mujeres de fe? Tal vez piensas, ¿Qué importancia tiene eso? 

Permíteme terminar con una cita de uno de los padres fundadores de los Estados Unidos, George Washington.  Ahora, la mayoría de ustedes probablemente habrá escuchado decir en sus clases de historia que los padres de nuestra nación eran un grupo de deístas, agnósticos y ateos. Pero, ¿sabías que más de la mitad de los signatarios de la Declaración de Independencia había asistido a un seminario conciliar y varios de ellos eran ministros de Dios?   La gran mayoría de estos hombres eran cristianos devotos. Por lo tanto, lo que te han enseñado acerca de estos hombres es mentira. He leído el diario personal de oración de George Washington, y éste revela muchas de sus creencias. Después de leer las oraciones de George Washington, nadie puede creer que era un deísta al ver cómo exalta a Jesucristo como Señor.  Presta atención a sus comentarios en el discurso de despedida del 17 de septiembre de 1796. Advirtió a la nación: "La religión y la moral son apoyos necesarios para fomentar las disposiciones y costumbres que conducen a la prosperidad de los estados".  Para apreciar la palabra religión, debes entender que esta palabra se encuentra en el Nuevo Testamento. Religión simplemente significa la veneración que corresponde a Dios. Washington creía que la debida veneración de Dios siempre conduce a la moralidad. Estos son dos pilares indispensables de nuestra república.  Washington continúa diciendo: "En vano se llamaría patriota el que intentase derribar esas dos grandes columnas de la felicidad humana, donde tienen sostén los deberes del hombre y del ciudadano".  Observa que George Washington pone en duda el patriotismo de cualquier persona que trata de subvertir la verdadera religión y veneración de Dios y la moral. Entonces, si no pones tu fe en práctica y votas por alguien que defiende estos dos pilares, tu voto no ayudará a nuestro país. Washington dice: "Tanto el devoto como el mero político debe respetarlas y amarlas". Dijo: "Para establecer las conexiones que tienen con la felicidad privada y pública necesitaríamos llenar un tomo entero". Y agregó, "Sólo a base de una gran cautela podríamos lisonjearnos con la suposición de que la moralidad pueda sostenerse sin la religión". Él no creía que se podía mantener la moralidad de la nación sin la fe en Jesucristo. Continúa diciendo: "Por mucho que influya en los espíritus una educación refinada, la razón y la experiencia nos impiden confiar que la moralidad nacional pueda existir eliminando los principios de la religión".  Si quieres una lección que te ayude a entender la libertad, lee todo su discurso de despedida.   Lo puedes encontrar fácilmente en el internet. Te sugiero que lo hagas. 

Hoy te pido que ores pidiendo discernimiento y ora por tu nación. Todos necesitamos discernimiento y juicio sano para distinguir entre el bien y el mal. El hombre perverso no entiende la justicia. Como creyente, es tu responsabilidad asegurarte de que las personas en esos cargos no sean hombres depravados con ideas perversas. 

Acerquémonos a Él en oración. Padre, te pedimos que derrames tu Espíritu sobre nosotros. Señor, danos discernimiento para no tropezar cuando cuestionamos lo que percibimos como una oración no contestada o una respuesta no deseada.   Señor, ruego que nos llenes con sabiduría y discernimiento para poder resolver cualquier problema que nos haga tropezar en nuestra fe y dudar de Tu amor. Te pido que hagas Tu obra en nosotros y nos lleves al punto en que clamemos a Ti día y noche por nosotros mismos, por nuestra iglesia, por la iglesia en general y por toda nuestra nación. Padre, alzamos nuestra nación y te pedimos que des inicio a un avivamiento en todo el país. Trae un despertar espiritual en nuestros representantes. Si no se humillan y se vuelven a ti, te pedimos que les quites su cargo y los sustituyas por hombres y mujeres piadosos que efectuaran un cambio en el país.  Padre, alzamos nuestros corazones. Aléjanos de nuestra perversidad e incredulidad. Queremos que nuestro compromiso contigo sea más fuerte que la semana pasada o el año pasado. Llénanos con Tu Espíritu y realiza esto en nuestras vidas. 

Si nunca le has entregado tu vida a Cristo, o si no estás seguro si realmente eres un creyente, quiero darte la oportunidad de recibir el perdón de tus pecados y de experimentar la misericordia de Dios en tu vida. Dios quiere dispensar Su misericordia sobre ti, si le pides perdón y lo invitas a que tome control de tu vida. Purificará tu corazón si reconoces tu pecado y si estás dispuesto a dejar tu estilo de vida y seguirlo a Él.  Si lo quieres aceptar en este momento, te sugiero que ores y digas, "Señor, perdóname.  Reconozco mi pecado.  He quebrantado tu ley.  Perdóname.  Jesús, ven y toma control de mi vida. Te recibo por fe en este momento.  Quiero ser Tu discípulo. Lléname con tu Espíritu Santo y ayúdame a seguirte". Si acabas de recitar esta oración, confiésale tu fe a alguien hoy mismo. Envíame un correo electrónico a This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it. y te enviaré material para creyentes nuevos que te ayudará a comenzar tu relación con Jesucristo. ¡Qué Dios te bendiga ricamente!