Mateo 6:1-18

El capítulo 6 de Mateo continúa con las instrucciones de Cristo sobre la justicia que sobrepasa la justicia de los fariseos.  La justicia de ellos era externa solamente, solo para aparentar, pero Jesús quería que Sus discípulos tuvieran el tipo de justicia que implica un cambio interno. En Mateo 5:20 Jesús dijo, "si su justicia no supera la de los escribas y Fariseos, no entrarán en el reino de los cielos". Cuando Jesús hizo este comentario, los discípulos entendieron que este tema era muy importante y que debían prestar atención y entender lo que Él esperaba de ellos.

​Por lo tanto, Jesús da a los discípulos unas maneras prácticas de determinar si sus corazones realmente habían cambiado. En los versículos 1-18, Cristo les instruye sobre la adoración y las motivaciones necesarias para comprobar que la justicia es interna. En los versículos 19-33, les explica que su perspectiva hacia el mundo material que los rodea también debe cambiar. En el capítulo 7, Jesús les instruye sobre la actitud de corazón que necesitan tener para mantener una relación estrecha con Dios y con las demás personas. Si siguen estas instrucciones, evitaran la hipocresía de los fariseos. 

¿Cómo debes proceder con tus donativos, la oración y el ayuno? Vs. 1-18

El tema general de esta sección del sermón en el monte es la advertencia que Cristo da con respecto a la hipocresía. En el primer siglo, la palabra hipócrita se usaba para describir a un actor en el escenario o a alguien que fingía ser otra persona. Esto es lo que Jesús opinaba de los fariseos. Eran religiosos falsos que actuaban para la gente, pero a Jesús no lo engañaban.

Jesús dijo a Sus discípulos, "Cuídense de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de otra manera no tendrán recompensa de su Padre que está en los cielos. Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mateo 6:1-4).   

Luego Jesús dijo lo mismo referente a la oración: "Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa.  Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y al orar, no usen ustedes repeticiones sin sentido, como los Gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no se hagan semejantes a ellos; porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que ustedes lo pidan"(Mateo 6:5-8).  

Jesús básicamente repite el mismo mensaje con respecto al ayuno: "Y cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará" (Mateo   6:16-18). En estos tres pasajes de las Escrituras vemos a Jesús dar instrucciones sobre cómo los creyentes debemos dar y hacer obras caritativas para el bien de otros, cómo debemos orar y cómo debemos ayunar. Observa que la advertencia principal es el no ser como los hipócritas.

Entonces, ¿por qué contrasta Jesús Su instrucción con los hipócritas de ese tiempo? Porque quería establecer claramente que a los fariseos y a los escribas solo les interesaba la adulación de los hombres.  Para ellos era todo una actuación, no era de corazón. Este es un triste comentario, pero es la verdad. En Mateo 23, Jesús dedica todo un sermón a los escribas y los fariseos. Les llama hipócritas varias veces. Jesucristo era muy franco y directo; estaba convencido de que ellos eran religiosos farsantes, y no quería que Sus discípulos fueran hipócritas.

¿Por qué es tan importante dejar la hipocresía? La hipocresía destruye tu fe, las relaciones con las personas que te rodean y, lo peor de todo, garantiza que no tendrás una relación con el Señor. La verdad y la sinceridad son esenciales. Sin ellas, cambiarás una relación con Dios por la religión. Es por eso que Jesús quería que Sus discípulos reflexionaran sobre lo siguiente: ¿Haces buenas obras para que los hombres te vean? ¿Oras en frente de otros para que te reconozcan y te alaben los hombres? ¿Ayunas para que otros piensen que eres una persona muy espiritual, o haces todo esto para que Dios te vea?  ¿Para quién lo haces? Jesús desafía los motivos del corazón. Tal vez pienses que solo tú conoces los motivos de tu corazón, pero Dios también los conoce. Jesucristo les urgió a los discípulos que tomaran un momento para examinarse a sí mismos.  

Para abordar la cuestión de hipocresía, debes entender la definición verdadera de esta palabra. Recuerdo que un día después del culto al hablar con una señora que había fracasado tremendamente en su vida personal, me dijo: "Soy una hipócrita".  Y luego me dijo: "Pero, usted sabe que toda la iglesia está llena de hipócritas". Yo le respondí, "No, usted ha malentendido la hipocresía. ¿Tenía usted la intención de fracasar y hacer lo que hizo?"  Ella contestó, "No, yo estaba tratando de hacer todo lo contrario". Yo le dije, "Entonces no es hipocresía. Sí, pecó; pero no trató hipócritamente de decir que no había pecado ni trató de aparentar que era una persona perfecta. Solo porque uno fracasa no quiere decir que sea un hipócrita". ¿Entiendes lo que te digo? Solo porque no das en el blanco y no haces algo que querías hacer, no significa que eres hipócrita. Si toda la iglesia está llena de hipócritas, entonces ninguno de nosotros es un creyente verdadero.  Esa es una enorme exageración. ¿Hay hipócritas en la iglesia?  ¡Seguro que sí! Pero, la pregunta más importante es, ¿eres tú un hipócrita? Esa es la única pregunta que debes contestar. ¿Qué tipo de persona eres a puerta cerrada? ¿Cuáles son los motivos de tu corazón? ¿Finges ser algo que no eres?

¿Qué es un hipócrita en realidad? La definición de un verdadero hipócrita es alguien que actúa de una manera en la iglesia y deliberadamente y a sabiendas vive de otra manera en el trabajo o con sus amigos.  Un hipócrita es alguien que le dice a los demás que actúen o vivan de cierta manera, sin embargo, él/ella no tiene la menor intención de vivir de esa manera.  Eso es hipocresía. La hipocresía es cuando tus creencias no afectan tu ética de trabajo, no cambian tus prácticas en el negocio ni en tu vida personal, y deliberadamente vives una doble vida. Le dices una cosa a los creyentes y otra a los incrédulos. Usas palabras espirituales en la iglesia y dices groserías, o cuentas chistes obscenos a tus compañeros de trabajo. Eso es hipocresía. Vivir una vida doble.

Observa lo que las Escrituras dicen referente a la sinceridad.  Pablo dijo en 1 Timoteo 1:5, "Pero el propósito (la meta) de nuestra instrucción (nuestro mandamiento) es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera". Si deseas cumplir los mandatos de Dios, necesitas amor, lo cual requiere un corazón puro, una buena conciencia y una fe verdadera. El apóstol Pedro enseñó lo mismo. En 1 Pedro 1:22 él dijo, "Puesto que en obediencia a la verdad ustedes han purificado sus almas para un amor sincero de hermanos, ámense unos a otros entrañablemente, de corazón puro".   Necesitas una fe verdadera y un amor sincero para seguir a Cristo. Es por eso que Jesús al hablar con sus discípulos trató el tema de la hipocresía en estas 3 áreas. 

A la hipocresía también se le llama levadura en las Escrituras. En Lucas 12:1 Jesús dijo, "Cuídense de la levadura de los Fariseos, que es la hipocresía". La Biblia siempre se refiere a la levadura como una influencia corrupta del mal, la hipocresía o el orgullo.  La hipocresía estropea tu amor y tu fe en Dios porque es algo que te corrompe por dentro. Jesús describió la hipocresía como la levadura porque carcome lentamente tu interior hasta que te impregna por completo, al igual que cuando pones levadura en la masa de pan. Es por eso que Pablo dijo, "un poco de levadura fermenta toda la masa"(1 Corintios 5:6). Es por eso que debes purgar la levadura de la hipocresía en tu vida, o ésta corromperá lentamente tu corazón. En Juan 5:44 Jesús explicó cómo se puede destruir la fe o cómo se puede obstaculizar por completo. Él les preguntó a los que vinieron a Él, "¿Cómo pueden creer, cuando reciben gloria (honor) los unos de los otros, y no buscan la gloria que viene del Dios único?" Si buscas la gloria o la aprobación de los demás, o ser visto por la gente en lugar de ser visto por Dios, tropezarás en tu fe.  Esa es una clave fundamental para tu fe y para madurar en tu fe. ¿La gloria de quién buscas?

¿Te has preguntado alguna vez por qué estos líderes religiosos con los que habló Jesús dejaron una relación verdadera con el Señor y eligieron la hipocresía y la religión? ¿Por qué haría alguien eso? La respuesta es muy simple. Permitieron que la hipocresía creciera como levadura en su interior y no mantuvieron una relación verdadera y honesta con Dios.  Todos nosotros debemos considerar este peligro en nuestro andar con Cristo.  Si quieres una verdadera relación y comunión con Dios y no quieres religión, entonces tienes que ser sincero en todo aspecto de tu relación con Cristo.

¿Qué te mantiene sincero y honesto con Dios? Jesús da la misma solución en estos tres aspectos de tu adoración. Cuando Jesús dice algo tres veces, debe ser muy importante. ¿Por qué hace eso? Para que no pasemos por alto Su propósito.  ¿Qué dice Él? En el versículo 4, Jesús dijo, "para que tu limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará". La misma enseñanza se encuentra en el versículo 6: "Ora a tu Padre que está en secreto".  En el versículo 18 Jesús también habla de la oración y el ayuno, "tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará". ¿Cómo te mantienes sincero? Todo lo que hagas, hazlo para el Señor; lo que quiere decir que lo haces para ser visto por Él solamente. Haz lo que haces, di lo que dices, sirve de la manera que sirves - y cuando lo hagas - hazlo para el Señor. Si no quieres ser hipócrita, hazlo para que Él vea, para que Él sepa y así permanecerás sincero. Tan pronto empieces a pensar, Quiero que me vean hacer esto, puedes estar seguro de que tienes un problema. El actuar para ser visto solamente por Él hace que hagas el bien por las razones debidas. Así es como evitamos buscar la aprobación del hombre.

Observa también cómo Cristo hace referencia a hacer las cosas en secreto cuando dice esta verdad en el versículo tres, "que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha". ¿Qué quiso decir? Esto es una simple hipérbole. Jesús usaba la hipérbole muy a menudo. La hipérbole es una figura retórica que usa una obvia exageración para destacar un punto. Todos usamos la hipérbole en el transcurso del día. Decimos: "Tu maleta pesa una tonelada" o, "Hoy he tenido que lidiar con un millón de problemas". Obviamente, estas son exageraciones. La instrucción de Jesús es que debes dar sin pensar en quién te está observando; debes hacerlo sin fanfarria. No permitas que la persona a tu izquierda sepa lo que estás haciendo con tu mano derecha. Todo lo que hagas, tan cuanto te sea posible, hazlo en secreto o de una manera secreta para no atraer la atención. Es por eso que en nuestra iglesia se pasa una bolsa y no una cesta para las ofrendas, de esa manera nadie ve lo que los otros dan.

Recuerda, Jesús dijo que Dios ve en secreto. ¿Qué es lo que ve en secreto? Él ve todo lo que se hace en secreto. Él ve tu corazón y lo que te motiva a hacer todas las cosas que haces. Él ve y prueba tu corazón. Jeremías 17:9-10 dice, "Más engañoso que todo, es el corazón, Y sin remedio; ¿Quién lo comprenderá?  Yo, el Señor, escudriño el corazón".  ¿Quién puede comprender al corazón?, Dios dijo, Yo. Él sabe todo acerca de mí. Lo increíble es que Él sabe todo acerca de mí, y aun así me ama. Eso es realmente asombroso. Luego Él sigue y dice, "Yo, el Señor, escudriño el corazón, Pruebo los pensamientos, Para dar a cada uno según sus caminos, Según el fruto de sus obras". Por lo tanto, si sabes que Dios conoce tu corazón y que tu corazón se corrompe fácilmente, examina regularmente tu motivación.  Pregúntate, “Por qué estoy dando? ¿Por qué hago lo que estoy haciendo? ¿Por qué oro de esa manera en frente de otros? ¿Por qué ayuno? ¿Por qué doy de esta manera? ¿Qué me motiva a hacer esto? ¿Es para recibir la aprobación de los demás o la aprobación de Dios solamente?” Siempre te debes preguntar, "¿Haría esto aun cuando nadie me vea ni sepa?".  Si dices que sí, entonces tienes la motivación correcta y un corazón sincero. Si Dios prueba nuestro corazón, entonces nosotros también debemos probar nuestro propio corazón. 

Otra pregunta que la gente me hace acerca de dar en secreto es, "¿Es posible dar y realmente permanecer en anonimato?"  La respuesta es: No, no es posible. ¿Por qué? Porque el contador sabe lo que das o la organización sabe lo que das porque te mandan un recibo para deducirlo de tus impuestos. Pero Jesús no se refiere a eso. Él se refiere al motivo por el cual das. Eso es lo único que te debe interesar.

El último tema de importancia en este pasaje es lo que dice Jesús: "Cuando des limosna". Es importante que entiendas lo que es dar limosna. La Biblia menciona 3 maneras diferentes de dar. Una se llama diezmo, lo cual es el 10 por ciento de tu ingreso que se le da a iglesia o en la época de Cristo se le daba al templo. En Mateo 23:23 Jesús reiteró que el diezmo es bueno y que no se debe descuidar. La segunda manera de dar se conoce como ofrenda. Una ofrenda es por encima de tu diezmo y se da a individuos, misioneros o a una tarea especial que creas digna del reino de Dios. Nuestro texto menciona la tercera manera de dar que es el dar limosna a los pobres y a los necesitados. Es importante observar que Jesús no dijo, si das limosna, si oras o si ayunas. Él dijo, "Cuando lo hagas".  Jesús supone que daremos y que seremos hombres y mujeres que oran y ayunan. ¿Eres tú un hombre o mujer que da regularmente, ora con fervor y ayuna regularmente?  

Recuerda que, al dar, nunca darás más que Dios. Si fuera posible dar más que Dios, entonces Él sería tu deudor. Pero nunca sucederá porque Él es el que da toda buena dádiva y todo don perfecto (Santiago 1:17).  La razón por la que quiere que seas generoso es para que experimentes la bendición más grande de toda tu vida. Si das, Dios se asegurará de que recibas una bendición que no podrás contener. Jesús dijo, "Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, vaciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir"(Lucas 6:38). ¿Dice esta promesa que serás bendecido cuando das? ¡Seguro que sí! En Proverbios 11:24-25 la Biblia dice: "Hay quien reparte, y le es añadido más Y hay quien retiene lo que es justo, sólo para venir a menos. El alma generosa será prosperada, Y el que riega será también regado". También en Proverbios 19:17 Salomón dice, "El que se apiada del pobre presta al Señor, Y Él lo recompensará por su buena obra".  Como dije antes, Dios nunca será tu deudor.  Siempre te regresará más de lo que das. Esa es una buena razón para dar a los pobres. En Malaquías 3:10 dice, Traigan todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en Mi casa; y pónganme ahora a prueba en esto’; dice el Señor de los ejércitos ‘si no les abro las ventanas de los cielos, y derramo para ustedes bendición hasta que sobreabunde’”. Estas son las palabras de Dios y lo que dice lo dice en serio.  Si eres generoso, no solo bendecirás a otros, sino que Él te bendecirá a ti. Recuerda eso. La enseñanza sobre las tres acciones de dar, orar y ayunar es que tu Padre celestial te recompensará abiertamente.  El Señor declara que Él te recompensa hoy y te recompensará eternamente por dar, orar y ayunar. Cristo dice que tienes que elegir. ¿Quieres la recompensa de la gente o quieres la recompensa eterna de Dios? Si recibes la recompensa de una persona, eso es todo lo que recibirás y punto. Sin embargo, si Dios ve que das con el motivo debido, recibirás una recompensa eterna. ¡Esa es la recompensa que yo quiero!

La oración Vs. 5-8

Ahora veamos lo que Cristo dijo sobre la oración. En el capítulo 6:5-8 Jesús dijo, "Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres.  En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.   Y al orar, no usen ustedes repeticiones sin sentido, como los Gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no se hagan semejantes a ellos; porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que ustedes lo pidan". Jesús está hablando de cómo orar y cómo tener una vida de oración eficaz. Él dice que si oras para ser escuchado por otros, la oración no será muy útil. Pero si oras para que tu Padre celestial te escuche, sí será eficaz. Una vez más, Jesús se refiere a la motivación del corazón. Y nos urge que oremos recatadamente. Ahora, para aquellos que han estado en la iglesia por algún tiempo, estoy seguro de que ya han escuchado una oración pretenciosa. La gente que ora y ora hasta que finalmente te preguntas, ¿Cuándo van a terminar? Ya los escuché decir lo mismo en cinco diferentes maneras. Es por eso que Jesús dijo que no serían oídos por su palabrería. Dios entiende la primera vez que lo dices.  Yo he estado con pastores que oran así. Cuando los pastores predican por 15 minutos en su oración, ¡le hablan a la gente y no a Dios! Este tipo de reunión de oración no será muy eficaz y no querrás volver de nuevo. Además, no te escuchará mejor por la cantidad de veces que digas, Señor o Jehová. Recuerda que Dios sabe quién es Él. No tienes que continuamente dirigirte a Él una y otra vez. No uses Su nombre para llenar una pausa. Mantén tus oraciones tan cortas y concisas como te sea posible. ¡No sermonees a la gente! Habla con Dios y la gente estará de acuerdo contigo. Esto es la sinceridad de corazón.

¿Qué quiso decir Jesucristo cuando hablo de repeticiones sin sentido? ¿Cuáles son estas? El mejor ejemplo de repeticiones sin sentido es cuando escuchas rezar el Padre Nuestro o el Ave María en un funeral católico o rezos similares en un culto de una iglesia ortodoxa oriental - estas son repeticiones sin sentido. Una oración o palabras que se dicen una y otra vez son simplemente repeticiones sin sentido. La gente piensa que, si repiten la oración lo suficiente o la dicen suficientes veces, quedarán libres de sus pecados. En esta enseñanza sobre la oración, Cristo declara que este no es el tipo de oración que Él contesta porque no viene del corazón. Es simplemente un rito. En el versículo 8 Jesús dice, "porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que ustedes lo pidan". Dios sabe todo lo que tienes en tu corazón y todo lo que está sucediendo en tu vida. No es necesario darle todos los detalles de cada situación. Él tiene toda la información. Él sabe exactamente lo que está pasando. No es necesario informarle. Él ya tiene toda la información. Dile lo que quieres decir y ve directamente al grano. Es por eso que la oración del Padre Nuestro es muy corta. Va directamente al meollo, al grano. Eso es lo que debes hacer tú, ir directamente al grano ante Dios. No hay palabras mágicas que puedan darte la respuesta a tus oraciones. Recuerdo que cuando era un creyente nuevo, escuché a un hombre orar por otro pidiendo sanación. El hombre sanó. Llegué a la conclusión que esas eran las palabras mágicas que lo hicieron sanar. Entonces tengo que decir las mismas palabras sobre toda persona por la que ore pidiendo sanación. Pero eso también es una repetición sin sentido. No hay palabras mágicas que puedas usar al orar. Él presta atención a la fe en tu corazón y no a algunas palabras mágicas. Estás hablando con Aquel que conoce tu corazón y sabe si clamas a Él con o sin fe. No pongas tu fe en las palabras, ¡pon tu fe en Dios! Así es como logras que tus oraciones sean contestadas. Haz que tus oraciones y tu motivación sean para Sus oídos solamente.

¿Quiere decir eso que no puedes orar en voz alta en la iglesia o en un grupo de oración? No. La Biblia menciona a varias personas que oraban en voz alta en muchos lugares donde la iglesia se reunía para orar en grupo. Oraban juntos para que las otras personas pudieran escuchar y estar unánimes en oración; pero oraban a Dios. Observa en Hechos 4:24 cuando la iglesia fue perseguida dice, "unánimes alzaron la voz a Dios ". Luego la Biblia documenta la oración que alzaron. En Hechos 12:12 cuando Pedro fue liberado de la prisión dice que, "fue a la casa de María...donde muchos estaban reunidos y oraban".  No hay nada de malo con la oración en grupo ni con la oración en público. Lo que le interesa a Jesús es ¡tu motivación cuando oras!

Ayuno Vs. 16-18

En los versículos 16-18 Jesús dijo: "Y cuando ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas; porque ellos desfiguran sus rostros para mostrar a los hombres que están ayunando. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no hacer ver a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

No pases por alto el tema general y el objetivo en todos estos conceptos de dar, orar y ayunar.  Cristo quiere que hagas todo eso por Él y no para ser visto por los hombres. No ayunes para que los hombres vean que ayunas sino hazlo para tu Padre que ve en secreto y Él te recompensará abiertamente. Una vez más, Jesucristo nos insta a que ayunemos con humildad. Él quiere que nos acerquemos y esperemos en Él. Incluso, es interesante que Jesús hace esta exhortación después de Su mensaje sobre la oración, porque la oración y el ayuno siempre van juntos.  El ayuno no es algo que se hace para tratar de obligar a Dios a escuchar o a dar algo. Muchos tratan de ayunar o de ser generosos como medio para conseguir lo que quieren. Ellos piensan, Ya hice esto, por lo tanto, ahora dame lo que quiero.  Pero esta motivación no funciona con Dios porque Él conoce tu corazón y no anda con juegos. El ayuno tiene un propósito muy particular. 

Permíteme citar varios ejemplos bíblicos que revelan ese propósito. En primer lugar, el ayuno se practica cuando reconoces tu propio pecado y quieres un corazón íntegro ante Dios. En 1 Samuel 7:6 cuando la nación de Israel reconoció su pecado contra Dios, el pueblo vino en arrepentimiento y ayuno ante el Señor. La Biblia dice, "Se reunieron los Israelitas en Mizpa, y sacaron agua y la derramaron delante del Señor, ayunaron aquel día y dijeron allí: ´Hemos pecado contra el Señor´".  Observa cómo la oración y el ayuno están relacionados con el arrepentimiento y la confesión del pecado. El ayuno del pueblo era para demostrar su entrega total al arrepentimiento por su pecado. ¿Es esta tu motivación cuando oras y ayunas? 

Segundo, el ayuno demuestra tu humildad ante Dios y reconoce tu posición ante Él.  En el Salmo 35:13 David dice, "Humillé mi alma con ayuno". Cuando te quieres humillar ante Dios, debes ayunar. Cuando haces eso, reconoces que Él es Señor y que tú eres Su esclavo de amor. Cuando combinas la humildad con la confesión de pecado tienes un momento sincero y poderoso ante Dios.  ¿No quieres tener este tipo de comunión íntima con Dios?

Tercero, el ayuno es una oportunidad para acercarse a Dios mediante la oración. En Jueces 20:26 dice, "Todos los Israelitas y todo el pueblo subieron y vinieron a Betel y lloraron; y permanecieron allí delante del Señor y ayunaron ese día hasta la noche". Observa que los israelitas ayunaron y permanecieron allí delante del Señor en comunión. Aquí el ayuno se ve como una manera de mejorar la comunión con Dios. Promueve una mayor intimidad ante Él.

Cuarto, debes ayunar cuando fijas tu rostro para buscar la dirección de Dios.  Probablemente el mejor ejemplo de esto es cuando Daniel buscó la dirección de Dios para la nación de Israel. Daniel escribió, "yo, Daniel, pude entender en los libros el número de los años en que, por palabra del Señor que fue revelada al profeta Jeremías, debían cumplirse las desolaciones de Jerusalén: setenta años" (Daniel 9:2-3). Daniel estaba leyendo las profecías de Jeremías cuando se dio cuenta de que estaba al final del juicio que Dios había predicho para el pueblo judío. Entonces, ¿qué hizo Daniel? Él explicó,

"Volví mi rostro a Dios el Señor para buscarlo en oración y súplicas, en ayuno, cilicio y ceniza" (Daniel 9:3). Daniel volvió su rostro para buscar a Dios. Cada vez que alguien viene y me dice, "No sé qué hacer.  Tengo que tomar una decisión muy importante. ¿Qué quiere Dios que yo haga?", o a veces personas que han estado pasando unos meses muy difíciles me dicen, "No sé cómo salir de esto". ¿Qué les contesto? Les digo, "Elige un día, toma tu Biblia y ve a un lugar apartado tú solo y espera en el Señor.   Necesitas orar y ayunar y esperar en el Señor". ¿Sabes lo que sucede cuando las personas hacen esto? El Espíritu Santo viene y les habla.  Es algo muy potente cuando buscas a Dios de esta manera. Si nunca has hecho esto y en este momento te encuentras en una de esas circunstancias, eso es lo que necesitas hacer. ¿Por qué? Porque Dios quiere hablar, pero ¿estás dispuesto a escuchar? El ayuno tiene un efecto fisiológico y produce un resultado espiritual.

Creo que hoy en día el Espíritu Santo se está moviendo en la iglesia y dice, Es el momento de ponerse de rodillas, es el momento de ponerse en contacto conmigo porque este país se encuentra en un grave problema y la iglesia se encuentra en un grave problema. Si quieres ver un avivamiento, empieza a orar y ayunar y a pedirle al Señor que te instruya sobre lo que quiere que hagas. Cuando le niegas alimento a la carne, que es el deseo natural, Dios sabe que tiene tu atención y te hablará. El ayuno te da la habilidad de sintonizar Su voz y oírle hablar. Los fariseos usaban el ayuno para glorificarse a sí mismos y para que la gente pensara que eran personas espirituales. Dios quiere que uses el ayuno para glorificarlo a Él para que entonces se pueda convertir en Señor de tu vida. Acércate a Él y Él se acercará a ti. Lo que Cristo quería que Sus discípulos entendieran es que debían evitar la hipocresía.  Dios quiere que tú también evites la hipocresía. ¿Cómo? Es muy sencillo. Simplemente mantente en sintonía con Él. Todo lo que haces, hazlo para ser visto por Él solamente. Examina regularmente la motivación de tu corazón y te mantendrás sincero. Esto es lo que te impedirá caer en la hipocresía. 

Oremos, "Padre te agradezco porque sé que nos amas. Tú nos conoces muy bien y aún así nos amas. Padre, yo sé que deseas una relación sincera con cada uno. Ruego que a cada uno de nosotros nos des una conciencia sensible que nos cause inquietud cuando actuamos con hipocresía. Revela nuestros corazones y nuestros motivos. Mantennos sinceros contigo. Muéstranos alguna área donde no seamos sinceros".

Si nunca le has entregado tu vida a Cristo o si no estás seguro si realmente eres un creyente, quiero darte la oportunidad de recibir el perdón de Dios y experimentar Su misericordia.  Dios te mostrará Su misericordia en este momento si le pides perdón y lo invitas a que tome control de tu vida.  Limpiará tu corazón si reconoces tu pecado y si estás dispuesto a dejar tu estilo de vida pecaminoso y seguirlo a Él.  Si quieres recibirlo en este momento, te sugiero que ores y digas, "Señor, perdóname.  Reconozco mi pecado.  He quebrantado tu ley. Perdóname. Cristo, ven y toma control de mi vida. Te recibo por fe ahora mismo.  Quiero ser tu discípulo. Si acabas de recitar esta oración, confiésale tu fe a alguien hoy mismo. Envíame un correo electrónico al This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it. y te mandaré la literatura para creyentes nuevos, ésta te ayudará a comenzar tu relación con Cristo.